Mi vida antes de operarme era malísima por el exceso de peso. La ropa no me quedaba bien y no me gustaba nada porque usaba una talla 54 y me veía fatal. Pero además es que no podía subir las escaleras porque me ahogaba, me salieron muchísimas varices en las piernas, se me agrietaron los talones de los pies, por las mañanas se me hinchaban tanto las manos que no las podía ni cerrar… en fin, que parecía con la edad que tenía una vieja de 80 años. Llegué a pesar 110 kilos porque al nacer mi tercer hijo yo fumaba y él nació con problemas de bronquitis y el médico me dijo que como no dejara de fumar el niño estaría cada dos por tres en el hospital. Lógicamente, yo ni me lo pensé, dejé de fumar enseguida. Y entonces empecé a engordar. Lo que antes eran dos paquetes diarios se convirtieron en 2 neveras diarias. No paraba de comer por la ansiedad y en 6 años me puse 40 kilos encima. Hice dietas de todos los tipos y todas las del mundo y me gasté dinero que ni se sabe y sí, perdía 15 kilos pero luego me estabilizaba y no adelgazaba más. Y era tal el sacrificio para no ver resultados que lo mandaba todo a regar y volvía a engordar.